En casa, tranquilo, y disfrutando de la familia. Las vacaciones de Fernando Alonso se han terminado. No han sido excéntricas. Lejos de viajes exóticos, el ferrarista las pasó en Asturias, camuflado varios días por las carreteras del Principado entre el pelotón de ciclistas con su grupo de amigos de siempre, embarcados cada año en una oficiosa vuelta ciclista a Asturias, siempre con el mismo ganador: el piloto. «Es solo porque estoy más en forma», escribió ayer en su diario personal, en la web de la Scuderia. A la curiosa prueba se sumó por primera vez un ciclista extranjero: el director deportivo de Ferrari, Massimo Rivola. «Me encanta que en el equipo haya otros con la misma pasión que yo por la bicicleta», dijo.
Las alegrías del verano ya son historia para él. Toca volver al trabajo y ayer ya apareció por Bélgica. En Bruselas, estuvo en una presentación de la firma de encimeras de cocina Cosentino, uno de sus patrocinadores personales. Junto al cocinero belga Jeroen de Pauw preparó una serie de postres con el afamado chocolate belga de base. Desde hoy, vestido ya de piloto, toca centrarse en el fin de semana de Spa.
En la imagen Alonso observa a Jeroen de Pauw elaborar unos postres.