La jornada comenzó movida en el circuito de Hockenheim, y una vez más con los Red Bull como protagonistas de una nueva polémica reglamentaria. Jo Bauer, el delegado técnico de la FIA, no dudó en afirmar, comprobando los datos de la sesión de clasificación del sábado, que los mapas motor de los monoplazas de Vettel y Webber limitaban de un modo anormal y sospechoso «que podría tener como objetivo beneficiar al coche aerodinámicamente».
«Después de examinar los mapas motor de los coches 01 y 02, pareció evidente que el par máximo de ambos propulsores es notablemente inferior a medio régimen en comparación con el de anteriores eventos», señalaba Bauer en un comunicado oficial, en el que añadía que «en mi opinión, esto es un incumplimiento del Artículo 5.5.3 de la Reglamento Técnico de la Fórmula 1. Además, el nuevo mapa motor alterará artificialmente las características aerodinámicas de ambos coches, lo que también entra en contravención con el TD 036-11».
El comunicado de Bauer revolucionó el paddock de Hockenheim y motivó una reunión urgente de los cuatro comisarios la Federación Internacional –Paul Gutjahr,_Derk Warwick, Tim Mayer y Detler Kramp–, que a su vez citaban a las 11 horas al responsable técnico del equipo Red Bull (Adrian Newey) así como de Renault, suministrador del motor que monta la escudería austríaca.
La reunión duró casi una hora y el veredicto de los comisarios de la FIA se conocía poco antes de comenzar la carrera. El comunicado oficial de la FIA_rezaba textualmente: «Aunque los comisarios no aceptan todos los argumentos del equipo, el mapa motor no representa un incumplimiento del Artículo 5.5.3 por el modo en que está escrita la norma. Así, los comisarios deciden no tomar ninguna medida más».
En resumen, que el nuevo invento de Newey no es ilegal «por el modo en que está escrita la norma» aunque sí vulnera el espíritu de la misma, dotando a los toros rojos de una ventaja aerodinámica reglamentariamente prohibida.
Newey aprovechaba así una vez más el límite del reglamento o los propios vacíos del reglamento, provocando la tercera investigación del año por parte de la FIA.
El 24 de junio, tras el GP de Europa, los comisarios procedieron a un «cuidadosa examen» de la suspensión trasera estrenada por los RB8 en el trazado valenciano dado el espectacular salto de rendimiento que lograron en aquel GP. Vettel hizo la pole y dominaba con gran autoridad la carrera hasta que se vio obligado a retirarse por culpa de un problema eléctrico.
Con anterioridad, el 3 de junio, la FIA acordaba declarar ilegal el fondo plano con agujeros que Red Bull había estrenado en Bahrein (victoria de Vettel) y con el que Webber ganaba también en Mónaco. Y aunque se vieron obligados a modificarlo quedaron sin sanción, y ello por el peregrino argumento de que McLaren y Ferrari no habían presentado una reclamación contra la escudería austríaca, sino que se limitaron a solicitar un informe a la propia Federación sobre la legalidad o no del invento.
En 2011 fueron los difusores soplados los que estuvieron bajo constante investigación de la FIA, que los aprobó, los rechazó y terminó dejando su futuro en manos de los propios equipos, que terminaron imponiendo un límite de soplado del 20%. Pero ayer Newey encontró otra vacío legal por el que colarse, aunque con poco rédito.