«Lo suponía, los asturianos solemos ser los primeros en muchas cosas». Reaccionó Fernando Alonso con su sello ganador innato cuando le dijeron durante un acto publicitario que el rey Alfonso II había sido, saliendo desde Oviedo, el pionero del Camino de Santiago. Fue el arrebato orgulloso de un piloto que siempre quiere ser el primero pero que se ha encontrado con un rival que le cierra las puertas del Olimpo de las victorias. «La remontada es difícil, veo más sencillo hacer el Camino que ganar este Mundial», reconoció sincero en Valencia, después de atravesar la ciudad durante la mañana para estar primero con los jefazos de Shell en una de sus gasolineras y después entregar cien becas universitarias del Banco Santander.
Recibió Valencia con sol, el que Alonso echó de menos en Canadá, cuando su coche estaba listo para discutir de tú a tú con Vettel en una carrera sobre seco. La tempestad lo arruinó todo.
En Ferrari la concentración es máxima porque quizá Valencia sea el clavo ardiendo al que se puedan agarrar para sacar a flote un Mundial que se va decidido hacia territorios de Red Bull. Alonso tenía coche para ganar en Mónaco y Canadá y es muy posible que el Ferrari todavía le dé este fin de semana bastantes opciones. Las tres pistas urbanas consecutivas agradan al F150 Italia. Pero Alonso no se engaña. «Es posible que aquí tengamos otra oportunidad, pero los sábados estamos a un segundo de distancia y así es imposible pensar en la remontada. Necesito un coche ganador».
El toque de atención a Ferrari es serio. La Scuderia asume errores y trata de poner freno a la crisis porque según avanza el campeonato sin éxitos que llevarse a la boca, las dudas y rumores crecen. En Brasil andan detrás de la situación de Felipe Massa, señalado por su bajo rendimiento y por un ambiguo contrato que termina a finales de 2012. Y en los garajes, señalan al cuadro de mando técnico y ya saltan nombres de sustitutos.
Desde Maranello desmienten el descalabro, aparentan unidad, pero a la piel del cavallino le salen sarpullidos cuando no salta al primer peldaño del cajón. «Aquí es obligatorio ganar cada carrera, cada campeonato en el que se participa», confiesa Fernando Alonso.
Siente el asturiano que le aprieta el hambre en este campeonato y especialmente en Valencia, que ni siquiera la ha visto en el podio en las tres ediciones anteriores. Nadie pudo aún repetir victoria y en Ferrari confían en salir beneficiados del vuelco reglamentario que ha propiciado la FIA. Este fin de semana se prohíbe el cambio de configuración del motor (mapa) entre el sábado y el domingo, así que no se verán los regímenes ajustadísimos que hacían volar a Red Bull por la pole y se convertían al día siguiente en una exigencia más leve, para que el propulsor no se resintiera.
Y en Silverstone, la siguiente cita (10 de julio) dirán adiós al sistema de escapes que manda aire al difusor incluso cuando el coche no estaba acelerado, y que suponía una buena ganancia aerodinámica.
Son medidas como aquella que en 2006 se cargó el invento mágico de Renault, un amortiguador que la Federación consideró ilegal. A partir de ahí, Alonso sufrió para mantener la ventaja que había acumulado en el tramo inicial. En ese espejo se mira Ferrari, con la esperanza de que el cambio reglamentario frene la superioridad de Vettel.
Peregrino en bicicleta
Fuera de los circuitos, Fernando Alonso es un obseso del deporte. Como medio de entrenamiento, pero también como válvula de escape, la única forma de quemar adrenalina y encontrar sosiego cuando no toca pisar el acelerador y ponerse a 300 por hora. Por eso no deja de hace planes. La vuelta ciclista a Oviedo de los amigos es para él ya un clásico en agosto. El fútbol sala, el tenis y últimamente el golf, ocupan las ratos muertos del piloto, que también se entrega a largas rutas por las carreteras asturianas sobre su Harley Davidson. En uno de los múltiples actos que protagonizó ayer en Valencia le tocó hablar del Camino de Santiago. «Lo he hablado muchas veces con mis amigos. Desde Oviedo no hay mucha distancia y lo haríamos en bicicleta en cinco o seis días. Es posible que me anime al final de la actual temporada», comentó el bicampeón mundial.
