En la caseta de Toro Rosso, junto a una máquina de café que hace unos capuchinos famosos en todo el paddock, Carmen, la madre de Jaime Alguersuari, permanecía de pie, en silencio. Hacía casi una hora que había terminado una carrera en la que su hijo había tocado la gloria pero todavía lo estaba asimilando. «Gracias, muchas gracias a todos», acertaba a responder a la hora de recibir felicitaciones. Jaime terminó noveno, con dos puntos en el bolsillo que son los primeros desde que está en las carreras. Es el quinto español que suma en la historia de la Fórmula 1. Su nombre quedará para siempre en la misma lista que Alfonso de Portago, Marc Gené, Pedro de la Rosa y Fernando Alonso.
La de ayer en Malasia fue la decimoprimera carrera de Jaime Alguersuari en la Fórmula 1 y la sexta que lograba terminar. Completó un Gran Premio consistente, de pilotaje atrevido y sin complejos. En Australia ya demostró que tiene la valentía suficiente como para no arrugarse cuando acecha un tipo como Michael Schumacher. Lo mantuvo a raya 30 vueltas. «Con él aprendí un poco sobre el arte de la lucha», dijo ayer exultante.
En Sepang no peleó con nombres tan ilustres pero supo dar la cara cuando se lo pidió la carrera. En la parrilla estuvo decimocuarto y en la vuelta 19 entró al cambio de neumáticos para montar un juego de blandos. Tres giros después fulminó al Renault de Petrov. Decimoprimero y a la puerta de los puntos.
Para asegurarlos necesitó una maniobra de altos vuelos. Un duelo estelar con Hulkenberg del que salió ganador. Décimo. Avanzó otro lugar con la rotura de motor de Alonso y se llevó dos puntos que llenan de alegría a Toro Rosso. Y que también dan una parte de las ganancias que Ecclestone reparte con los equipos. «No esperaba puntuar tan pronto esta temporada y menos en un fin de semana tan difícil y en una pista que no conocía antes de venir», dijo.
En el paddock, Jaime Alguersuari padre no cabía en la camisa. Repartía abrazos como si viniese directamente del podio. Era un paso adelante después del sueño cumplido de llegar a la Fórmula 1. Él, antiguo piloto de motos y dueño de un pequeño imperio editorial, ahora es conocido por ser «el padre de Jaime». La novia del chico completaba la estampa familiar. Los seguidores de Alguersuari en Twitter, que son legión, aguardaban a sus actualizaciones.
Los puntos fueron el gran premio a los desvelos del piloto. Llevaba todo el fin de semana algo torcido porque se le atragantaba el primer sector, el más rápido de la pista. Y el sábado su compañero Buemi le había ganado en la parrilla. Ayer se sacó de golpe todas las espinas.