No hace todavía un mes que Fernando Alonso apretaba los dientes de rabia bajo la bandera a cuadros. Estaba en el circuito inglés de Silverstone y pasaba el decimocuarto en la procesión de monoplazas. Decepción mayúscula. Hacía dos carreras que su F10 había mejorado, pero en el saco sólo tenía 4 puntos más. Hamilton le miraba desde el liderato a 47 de distancia, demasiado lejos, y Michael Schumacher, consultado, ya ni siquiera le señalaba en su lista de candidatos con opciones reales.
Sufría el asturiano. Por él y por su gente italiana. Nunca olvida a los muchachos de la fábrica y sabía que venían de semanas muy duras para darle un coche en condiciones. Camino del garaje en Inglaterra, pulsó el botón de la radio y lanzó el mensaje: «Chicos, ganaremos el campeonato». Qué más podía hacer. Esa tarde, 11 de julio, todavía en el circuito, vio ganar a España el Mundial. Veintidós días después las cosas han cambiado.
Valencia e Inglaterra: 4 puntos; Alemania y Hungría: 43 puntos. De la nada al casi todo. Alonso aprieta tanto el Mundial que ahora son cinco los pilotos que están en el pañuelo de 20 puntos, con posibilidades de todo. «Sabíamos que julio era un mes muy importante con tres carreras en cuatro semanas», aseguró el ovetense. Y, por ello, lo ha exprimido a conciencia. Tanto que ha pasado de descartado a aspirante con todas las de la ley.
Llega el descanso a la Fórmula 1, sequía de carreras hasta Spa (Bélgica), el último fin de semana de agosto. Y fábricas cerradas del 8 al 21 por orden de la FIA. Teléfonos precintados, ordenadores sellados y túneles de viento desconectados. Prohibido trabajar. El piloto pasará esta semana por Maranello, última visita antes de apagar las luces por dos semanas. Luego, los días previos a Spa serán una locura. Visto como empezó el verano, Fernando Alonso puede irse tranquilo de vacaciones. Desconexión de las carreras sabiéndose enganchado definitivamente al campeonato.
Y habiendo resuelto con autoridad la polémica de Alemania y el presunto liderazgo en el equipo. Le ganó la partida de nuevo a Massa. Ya le aventaja por 9-3 en el balance de los sábados por la pole y por 8-4 en el resultado de los domingos. Le colocó dos décimas en la vuelta rápida personal de Hungría. Y eso que rodó 38 vueltas bajo la presión de Vettel. El brasileño lo hizo solo, tranquilo en una carrera plana, nada comprometida. Arrancó cuarto y terminó igual, sólo que tuvo que esperar al abandono de Hamilton para no empeorar su puesto de salida. El inglés le había ganado la partida en el cambio de neumáticos, nada que objetar al piloto brasileño. Pero su rotura de la caja de cambios ayudó a Massa a finalizar a las puertas del podio.
En la general, el salto entre los dos de Ferrari es de 44 puntos y es difícil que se pueda enganchar al tren de los cinco que mandan. Los siete que reclama de Alemania por la polémica de las órdenes de equipo no le habrían sacado de la miseria. Controversia resuelta.
